Como siempre en la vida, lo importante no es lo que hacemos, sino la experiencia y la fuerza que genera el ser humano durante el trayecto.
Escenario:
Un festival de comida internacional al aire libre. Carpas montadas. Barbacoas para asar carne a punto. Vendedores llegando a sus puestos con la comida con la que representaban sus países.
Se abre el telón. Lluvia torrencial. Padres y niños, nuestros potenciales clientes, buscando edificios contiguos para resguardarse de semejante cortina de agua. En todas las mentes, el deseo de que amaine la lluvia. No ocurre. En todo caso, aún llueve más.
Algunos valientes se acercan a los puestos queriendo experimentar un bocado de África, América, Asia o Europa. Hay cierto tráfico de gente. Se va vendiendo, inexplicable y mojadamente.
Los vendedores, lejos de quejarse de las inclemencias meteorológicas, dibujan en sus caras una sonrisa permanente con la que reciben a sus clientes. Al mal tiempo, buena cara, literalmente. Y se vendió, tanto como otros años. Y en la memoria, quedará la actitud de los participantes. Su desmesurado grado de empatía, buen humor y gran sentido de trabajo en equipo. Brindo por la belleza del ser humano en su máximo esplendor y resplandor, aunque esté nublado.
Un abrazo consciente, cargado de afecto, con olor a especias internacionales,
Luisa
Hola Luisa.
Te conocí con Tatiana.
Gente hermosa, dotada con los mejores ingredientes…calidad humana, empeño y amor!!!
Vivan mis amigos del Internacional Booth