He observado que todas las madres y padres del mundo, compartimos prácticamente la misma conversación.
Los niños y los jóvenes están demasiado expuestos a la pantalla (móvil, ordenador, tv, etc).

¿Porqué?
Voy a pensar en «voz alta».

Desde hace mucho-mucho tiempo, otras mujeres han luchado por la igualdad entre hombres y mujeres. Han batallado, gritado, montado manifestaciones y dejado su vida en ello. Y nos han posicionado en un buen lugar. ¡Gracias a todas vosotras, nuestras queridas antecesoras en este libro de la vida, por abrir vía para llegar donde estamos!

Yo misma he disfrutado sin límites de mi trabajo y de la satisfacción de la compensación económica. Por circunstancias de vida, hice un regreso al nido al tener hijos, y ahora que los polluelos están listos para alzar su propio vuelo, me encantaría regresar al mercado laboral.

Cuando la madre trabaja y se lleva a casa el nerviosismo de ciertas situaciones laborales, natural y obviamente está cansada y su índice de paciencia disminuye drásticamente. Los niños, a los que hemos traído a este mundo, por los que vamos a trabajar, y a los que amamos con todo nuestro ser, pueden ser en ocasiones agotadores… pesados, «insistentes-compulsivos», intensos, descarados, contestones, groseros, desafiantes… dependiendo del momento, edad y otras particularidades que entran en escenario.

Cuando el niño/a quiere algo y la madre está bajo el manto de la irascibilidad y fatiga, varias reacciones pueden tener lugar:

– Niños, dejad los video juegos, que la cena está casi lista.
– Si acabo de empezarlo!
– Pues apágalo porque tienes que ayudar a poner la mesa.
– Ya he hecho los deberes y me dijiste ayer que podía jugar cuando cumpliera con mis responsabilidades… La madre le intenta aclarar que eso aplicaba solo a los fines de semana, al tiempo que suena su teléfono. Es una urgencia del trabajo, con lo cual acaba respondiendo a los niños… bueno, jugad, pero solo 10 minutos… que se convierten en 30 o más porque su conversación telefónica se alarga y para no complicar más las cosas, ella misma pone la mesa y sirve la cena…

Este es solo un ejemplo, con el que os podéis identificar o no, pero lo cierto es que en general, opinión personal, los niños nos han ido ganando terreno. Ya no hay el respeto por las personas mayores que había cuando nosotros éramos pequeños. Lo que decían tus padres, se hacía. Extrapolable a los profesores y adultos en general.

En este último mes, he tenido la ocasión de observar la vida privada de una familia de patos y gansos. La mamá o el papá (o ambos) van junto al pequeño todo el tiempo. El bebé come rodeado, cuidado y amparado por el adulto. En el caso de los patos, la mamá salta al agua del pequeño lago… los bebes dudan antes de saltar. La mamá espera mientras los pequeños caminan a izquierda y derecha, todos juntos, antes de decidirse. La mamá comienza a avanzar en el agua hacia el lado contrario del lago y a los patitos, uno a uno, les falta tiempo para saltar y seguir a tu mamá. Juntos, nada más.

¿Será que deberían cambiar de nuevo las tendencias sociales?
¿Que los gobiernos deberían considerar un salario para la mamá o el papá que decidiese quedarse en casa a cuidar de sus hijos, que son el futuro del mundo?

Que será, será…el tiempo nos lo dirá…

Un abrazo personal e intransferible,

Luisa