Creces en un mundo en el que mucha gente conocida podía tener un huerto en su patio. Un mundo en el que, al ir al mercado, se apoderaban de ti un arcoíris de olores cuando la fruta olía a fruta y la verdura a verdura. Todavía puedo salivar cuando pienso en el olor y sabor de un melocotón de viña o de las cerezas, nísperos y palosantos del patio de mi casa y de mis vecinos.

Lo normal, ¿no? ¡Que un melocotón sepa a melocotón! Dábamos por sentado que así sería siempre. Y quién nos iba a decir que, al cabo de los años, y viviendo en un país puntero, uno iría a un supermercado a observar una exposición de melocotones (por poner un ejemplo) frondosos, brillantes, como vestidos de gala. Con buen aspecto y alineados en un orden impecable. Te capturan y cortejan visualmente. Y los compras. Llegas a casa y, lejos de aquel manjar de la infancia, te encuentras con una pieza de fruta del tamaño de una pelota de tenis, con textura harinosa y que no sabe ni remotamente a la especie a la que pertenece. Pero eso sí, el escaparate y la imagen, hay que pagarlos. Así que te gastas un dineral en un kg de melocotones inoloros e insaboros, exclamas para ti misma y en la familia que es increíble e injusto y fin del episodio. Hasta la próxima vez que caes en la misma trampa.

Lo más curioso es el tema de los productos ecológicos. Productos de granjeros locales, pagados a precio de oro con la etiqueta de orgánico como bandera. Y uno piensa. ¿Pero toda la fruta y verdura, no es, o debería ser, orgánica por principio?

Es curioso, cómo lo evidente, no es evidente. Cómo, aunque hagas una pataleta de inconformidad, pareciera que no se pueda cambiar el ritmo acelerado de producción masiva, donde imperan los valores monetarios versus la salud e interés de la población.

Propuesta al aire:

¿Montamos un huerto en casa?  o un huerto comunitario con los vecinos? ¿Qué piensas?

Recibe gratuita y afectuosamente, un abrazo orgánico ecológico biológico sostenible.

Luisa

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El cometido de este blog es conectar a todas las mujeres del mundo, y hombres que nos quieran acompañar, que crean en un mundo basado en las buenas acciones. HACER EL BIEN, SIENTA BIEN.

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