Un conocido, después de escuchar a un grupo de personas hacer todo tipo de comentarios al salir de una reunión, aclaró: que conste que esto no es criticar, esto es referir…

Así que, aquí estamos reunidas una semana más, para referir un rato…

He disfrutado de todas las épocas de mi vida: la niñez, la adolescencia, la juventud y la madura juventud, etapa en la que me encuentro.

Yo, que he sido siempre decidida a emprender cualquier proyecto si me cuadraba en la agenda del momento, últimamente he empezado a hacer nuevos descubrimientos…

Conversación informal con un grupo de amigas:

  • Les cuento que el otro día bajando rápido las escaleras, sentí como la rodilla me hizo un gesto de independencia. Era como si tuviese vida propia y se hubiese girado a mirar hacia el este sin mi permiso y con una correspondiente mini señal acústica, la cual sigo escuchando de vez en cuando. Les contaba que a mí esto nunca me había pasado antes y ¡“Atención a la respuesta” !: Es que estas entrando en esa edad en la que en muchas ocasiones vas a oírte decir eso: «esto a mí no me había pasado antes»!

¿Será posible? ¡Tener amigas para esto!… Me río sola porque el comentario en cuestión, es cierto como la vida misma. Poco a poco vamos entrando en nuevas etapas que hay que ir abrazando con la mayor naturalidad y aceptación posibles. Una ligera molestia de cadera por aquí (al levantarte tienes que dar tres pasos, como las muñecas de Famosa, antes de recuperar el airoso estilo que te caracteriza), una rodilla por allá… solo por mencionar algunos de los puntos geográficos en el hermoso mapa que es tu cuerpo.

Aceptación, que maravilloso ejercicio. Aceptación de nuestras figuras con sus líneas continuas, curvas y baches. Aceptación de los estratos rugosos. De las dunas, los oasis y las zonas de secano. De algún cambio de piezas. Pero, sobre todo, la intrusión mental en ti mismo para conocerte y aceptar que quien eres, es exactamente la pieza clave que este mundo necesita para completar el rompecabezas. Ni más, ni menos. Tú me enseñas, me complementas, me haces un mejor ser humano. ¡Gracias!

Un abrazo largo, calentito y con olor a albahaca,

 

Luisa

P.D. Los magníficos caprichos del destino: Conozco a una familia a la que, en el mismo mes, les ha llegado la notificación de una beca completa para su hija en una excelente universidad y han ganado un coche en un sorteo. Esa familia no es la mía, sino os estaría diciendo: ¡a mí esto no me había pasado antes!