Cuando vives a 8000km de tu país natal, muchas cosas ocurren en ambos mundos en paralelo que no te quisieras perder.

Tengo la fortuna de poder decir que uno de mis grandes regalos de vida han sido los amigos. Del grupo de amigas de «toda la vida», esta semana una de ellas ha sido la primera en cumplir 50 fabulosos ciclos anuales.

Entre el resto de amigas le hemos preparado una fiesta. Ella sabía que se iba a organizar una celebración por todo lo alto, pero no conocía detalles. Yo, gracias a la herramienta que une a todas las estrellas de esta constelación, la tecnología, he podido participar desde la distancia.

Aunque un viaje intercontinental tiene un coste «curiosito» y había que cuadrar agendas con marido, colegios y actividades varias, tenía casi plena seguridad de que iba a ir. Hace un par de meses una amiga envió información de unas ofertas increíbles de vuelos. Pero, ¿qué me pasó?… que cuando fui a mirar (al día siguiente), habían desaparecido (😢). Dejé pasar unos días más y ya sí, me decidí a mirar vuelos con intención de compra. En este caso, línea económica, aunque tuviera que dar un paseo por las nubes y unas vueltas por los anillos de Saturno antes de llegar a destino (…)

Vuelvo a la preparación de la fiesta por un momento. Como podíamos permitirnos jugar con la incertidumbre de cara a la amiga homenajeada, una de las organizadoras pensó que estaría bien guardar el secreto de mi asistencia a la cumpleañera y aparecer el día de la fiesta, saliendo de una «caja sorpresa» (Ta-dah!). ¡Yo no estaba entusiasmadísima con la idea, pero poco a poco me fui “metiendo en el papel” y al final pensé… pues podría ser divertido! En mi cabeza empecé a cavilar, que me pongo, que no me pongo, para estar sentadita en la caja y salir con cierto glamour, sin quedarme cuadrada en el despliegue por el dolor de cintura, espalda, rodilla o demás molestias que tiene la gente de la edad de mi amiga (😁).

… Cuando me senté a «comprar» el billete, procedo a la rutina pertinente. Busco el pasaporte, empieza la operación y…. ¡SORPRESA!!! ¡Pasaporte caducado! Nooooo, no, no, no, no, no!!!
¿Cómo puede ser? yo que me paso la vida en ambos continentes!… pues fue!

Ya veis, el efecto sorpresa de lo que pudo haber sido y no fue, regresó con efecto boomerang.

¿Qué hacer?
1. Uno de esos momentos en los que uno tiene que convencerse de que «la vida tiene sus razones».
2. «No estaba de Dios que fueras»
3. Señora, es bien simple. ¡Cometió un error, y la consecuencia es “no va a poder ir a la fiesta de cumpleaños de su amiguita”!

Me quedo con la 1.!

Un abrazo inmenso como el firmamento en el que levitamos,

Luisa

P.D. Renovarme el pasaporte no era una cuestión tan inmediata porque tenía que desplazarme a una ciudad que está a 6 horas de distancia en coche. Oh well…