Imaginación en marcha, intentad poner sonido e imagen a este escrito…

Hablando con algunas de vosotras en diferentes ocasiones, recibo el mensaje de que debería compartir las historias por video o audio en lugar de texto. Explicación: es más ágil, lo puedes escuchar mientras haces otras cosas, capta la atención de los sentidos del ser humano y algunos etcéteras más.

Me costó un poco decidirme, pero la semana pasada nos reunimos en casa, Mónica, Rosa, Sandra (por orden alfabético) y yo misma.

Pensamos juntas cuál podría ser el contenido de ese primer corto para que fuese impactante y a todo el mundo le quedasen ganas renovadas de volver a ver la siguiente edición en una semana.

Bromeamos al respecto de hablar de sexo (seguro que despertaría el interés de nuestras interlocutoras exponencialmente 😉) y después de un rato de hilar ideas en el aire, decidimos que lo mejor sería comenzar por el inicio, literalmente: explicar cómo nació la idea de crear Constelación de Mujeres.

Y así empezó: Érase una vez…

Sandra, móvil en mano dispuesta a grabar vídeo.

Las tres, frente a mí, así yo podía sentir que estaba en una tertulia entre amigas.

Constelación de Mujeres, toma uno (un café) … y Mónica me ofrecía una taza 🙂

Empecé a describir mi historia desde que me mudé a EEUU. Las gafas amarillas os miran y lo cuentan con detalle. Gesticulo bastante, con lo cual, se va oyendo de vez en cuando el «clin-clin» de choque de anillos y pulseras. En algún momento me atropello con las palabras y mi forma de arreglarlo fue: grrrbla- grrrbla-grrrbla… risas espontáneas, apunte de Mónica desde el fondo y continuidad de la narración hasta el aplauso final de mis fieles amigas…

El punto es, que no me he decidido a publicar el video (!!!). Igual algún día… De momento, soy más yo, cuando me siento delante del «tablado de teclas» y os cuento todo lo contable desde el baile de mis dedos formando palabras contemporáneas hasta lo más hermoso de esta constelación: vuestra mirada.

En realidad, la unión de todas las mujeres (y hombres que nos quieran acompañar) hispanos parlantes del planeta, no debería depender del medio en cómo nos llega el mensaje, sino del mensaje en sí. Es decir, que no vamos a estudiar cual sería el marketing ideal, porque ese ideal somos nosotras/os. Con vuestra inspiración, entusiasmo y todo un credo de valores tatuados en el alma. Creyendo en un mundo de bondad. Aunque suene cursi, aunque la idea no se haga «gripal». Porque los actos nacidos de la buena voluntad, multiplican los halos sonrientes.

 

Un abrazo espontáneamente controlado, ajustado a tus necesidades,

 

Luisa

 

Próxima semana:

¿Video, audio o texto? (Toma II)

La historia desde el principio