vinito y tollas desinfectantes

¿Es esa hora del día en la que me podría tomar un café o un vino… qué hago? La verdad, es uno de esos momentos en los que pagaría por estar con vosotras. ¿Os imagináis que algún día podamos hacer una reunión de Constelación?

Me voy a tomar un café. Os espero para el vino, aunque hace unos días brindé con una de nosotras. Vivimos cerca, así que la idea era quedar en la zona de aparcamiento del vecindario cerca de la piscina. Cada una llevaba su propia silla, la bebida de su preferencia (¡con el abridor, que no se te olvide!) y algo para picar. ¡Un plan ideal!

Llego, despliego mi silla y descorcho la botella y en ese preciso instante, sin exagerar ni poner ni quitar, empieza a llover. Ya sé lo que estáis pensando… ¡Por supuesto que miramos la previsión del tiempo!… nos dejamos mojar, porque con el calor hasta sienta bien, con la esperanza de que fuese una nube pasajera. Tardamos 10 segundos en darnos cuenta de que la nube iba cargadita y que teníamos que buscar refugio. ¡Tremenda cortina de agua! Así que vuelvo a plegar la silla, recogemos la parada y nos fuimos a su casa, que estaba a tan solo unos pasos. Nos sentamos en la mesa que tiene cerca de la puerta de la entrada y como ella llegó un poco antes que yo, ya estaba limpiando sobre limpio con las toallitas desinfectantes con aroma a lejía. La mesa, la silla y el detalle de dejar la nueva modalidad de servilletas (toallitas desinfectantes) encima de la mesa. Y yo, agradecida de tener una amiga tan precavida y cuidadosa. Charlamos y arreglamos el mundo hasta que dejó de llover, ya que la nube pasajera decidió cubrirnos con su manto mojado durante un largo rato.

Por la posición donde estaba sentada respecto al surtidor del aire acondicionado, me llegaba de pleno el aroma de las toallitas. Así que cuando me marché pensé: ¡qué curioso! hace unos años (bastantes), te ibas a casa después de visitar a los amigos, con olor a humo de tabaco. Al cabo de otro puñado de años, después de esa visita, te ibas a casa con olor a eucalipto, canela o vainilla, dependiendo del gusto y la oferta de la semana en velas o ambientadores. Ahora, te vas con ese aroma a lejía que se queda como anclado en la garganta, razón por la cual debes seguir tomando tragos de Rioja para neutralizar la sensación.

Esperemos que el virus nos deje pronto, para que Chanel no tenga que crear una nueva línea de perfume: «Eau de lejíeau».

Con agradecimiento y no dando nada por sentado,

Luisa

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El cometido de este blog es conectar a todas las mujeres del mundo, y hombres que nos quieran acompañar, que crean en un mundo basado en las buenas acciones. HACER EL BIEN, SIENTA BIEN.